Volkswagen Navarra tiene entre sus trabajadores un grupo de al menos siete personas que un día encontraron en el balonmano su deporte. Poco importa si competían a un nivel cuasiprofesionalo ‘amateur’. Ya sea como jugadores o trabajando en el seno de la Federación Navarra, compartieron la misma entrega por el balonmano en una época en la que lo normal era involucrarse por amor al arte, o al deporte en este caso.
Eran unos años en los que el público acudía a ver los partidos hasta llenar el pabellón, y los deportistas y cargos de la federación no cobraban ninguna retribución
por su esfuerzo. Todos recuerdan con cariño aquella etapa. El balonmano les imprimió carácter y les enseñó que es unidos como se logran las cosas.
Alfredo Lerga
“Nosotros éramos amateurs, solo nos pagaban los viajes, pero entrenábamos como profesionales. Antes, el pabellón se llenaba, venían 700 personas, y ahora, como mucho, 300. También se entrenaba de otra manera, se corría mucho. Ahora mucho gimnasio, pero se rompen muchas rodillas y muchos ligamentos. Lo mejor, los amigos que me llevo”.
Nemesio Vicente
Empezó jugando en categorías inferiores del Ainatasuna y con 17 años subió a la División de Honor. Jugó en el Bidasoa (Irún), en el Michelin (Valladolid) y en el Helios (Zaragoza). En 1983 volvió a Pamplona y fichó por el San Antonio Larios, pero ese mismo año tuvo que dejarlo por una lesión en el hombro. “El balonmano es un pequeño tráiler de lo que vas a encontrarte a lo largo de la vida, un deporte colectivo en el que tienes que saber encajar las personalidades de tu entorno con un fin conjunto. Ese concepto me ha aportado mucho”.
Antonio Espinal
Jugó desde los 9 a los 17 años en la selección navarra, en todas las categorías hasta juveniles. Tuvo que dejarlo, pero volvió y no dejó de jugar hasta el año pasado. Ahora entrena a un equipo de base. “Estoy devolviendo a los niños la enseñanza que un día otras personas me ofrecieron desinteresadamente. El esfuerzo y la entrega hacen que la personalidad se haga más fuerte y te hacen ver que la unión de los jugadores es capaz de mejorar el juego del equipo. Es como en Volkswagen, la unión de todos nos hace mejorar”.
Juan José Guinea
Juega a balonmano desde los 10 años y formó parte del SD Itxako hasta que se retiró, con 40 años. Actualmente juega en el Club Veteranos de Navarra y entrena al equipo juvenil femenino del
Club Lizarreria, en Estella. “Llegué hasta el nivel máximo al que podía aspirar a base de trabajo, esfuerzo y, sobre todo, entrenamientos. Las amistades que haces a lo largo de la carrera son lo más
positivo que me llevo. En la actualidad sigo formándome viendo diferentes vídeos. De cada persona siempre hay algo que aprender”.
Marino Iturralde
Jugó 28 años, de 1974 a 2002, en las selecciones inferiores de Navarra (Cadete y Juvenil), llegando a ser campeón de España de 1ª nacional en 1984 y jugador de División de Honor en la temporada 1984-1985. En 2002 lo dejó por una lesión. “Aunque las lesiones pesan con el tiempo, no me arrepiento de la dedicación que presté a este deporte, pues te enseña disciplina y a no rendirte ante los problemas. Mis tres hijos juegan a balonmano. Cuando eran pequeños, arbitraba sus partidos. Ahora voy a verles y les doy mi opinión de cómo han jugado”.
Joaquín Mendióroz
Jugaba al balonmano a nivel amateur. Entró en la Federación Navarra de Balonmano en 1977. En 1981 llegó a ser Secretario General y en 1982 presidente hasta 1987. “Antes, quienes trabajábamos en la Federación metíamos muchas horas y no recibíamos ninguna remuneración, tampoco los jugadores de las categorías absolutas. Además, cada partido se vivía con más emoción. Ahora el deporte está tan diversificado que la gente reparte su atención. No sé si es mejor lo de antes o lo de ahora, solo que el cambio es radical”.
Andrés Garde
Presidente de la Federación Navarra de Balonmano desde 2016, lucha para que las deportistas navarras tengan iguales oportunidades que los jugadores masculinos, sueña con tener un equipo
femenino en lo más alto a medio plazo y que Pamplona albergue un Campeonato de España de balonmano femenino. “Se han dado pasos adelante en favor del balonmano femenino, pero queda mucho por recorrer. Otro tema preocupante es la falta de árbitros. Los tenemos y muy buenos, pero ascienden y se van fuera”.