David Sevilla, compañero de Mantenimiento Pintura, es uno de los trabajadores con experiencia en pruebas de larga duración del nuevo Polo. El departamento de Calidad, concretamente QA-1, ‘Feldmanagement’, ofrece esta posibilidad a la plantilla con el objetivo de que los conductores les transmitan su experiencia y poder detectar de forma temprana posibles defectos, antes de que el coche salga de nuestra fábrica. Esto contribuye a mejorar el número de reclamaciones del cliente y a ayudar a los talleres de concesionarios a localizar imperfecciones a tiempo.
¿Cómo llegó un nuevo Polo para pruebas de larga distancia a tus manos?
—Preguntaron por los departamentos por gente que hiciera muchos kilómetros para acudir a trabajar. En mi caso, como vengo todos los días desde Irún, donde resido, soy un candidato idóneo para estas pruebas. He realizado un par de ellas con dos coches diferentes.
¿Cuántos kilómetros haces al día yendo y volviendo de trabajar?
—Unos 300 kilómetros.
¿Cuándo te prestaron el primer vehículo?
—Me dejaron el primero desde noviembre hasta las Navidades de 2017. Era un Polo Sport DSG.
¿A qué te indicaron que tenías que prestar especial atención?
—El objetivo era sobre todo tratar de detectar los posibles ruidos que hiciera el vehículo durante la conducción, para luego transmitir a Calidad posibles imperfecciones. Todo lo que se me ocurría lo tocaba, porque al final son coches para probar.
¿Pudiste utilizar el coche para realizar otros trayectos?
—Me permitieron hacer todas las pruebas que consideré oportunas. Es una especie de sustitución de tu vehículo particular. El objetivo es recorrer muchos kilómetros. Con el primer coche, por ejemplo, pasé unos días en Francia. El fin de semana que no lo necesitaba, lo entregaba en fábrica para que lo cogiese otro compañero que fuese a hacer algún recorrido largo. En la Intranet puedes registrarte para pedir un coche de este tipo para el fin de semana.
¿Cuándo te prestaron el segundo coche?
—Desde después de Navidades hasta Semana Santa. En esta ocasión el nuevo Polo fue manual y también tuve que fijarme en si se producían o no ruidos. El objetivo era hacerle como máximo 20.000 kilómetros, por eso aproveché para hacer una escapada de fin de semana a Cantabria.
Pero conducir un coche para pruebas supondrá tener más cuidado, ¿no?
—Así es, porque tienes que devolverlo en el mismo estado en el que te lo prestan. Si tienes algún accidente, depende del que sea imagino, se encargará el seguro de Volkswagen Navarra. Eso sí, si te llega una multa mientras tienes el coche, la asumes tú.
¿Qué deduces de las pruebas de larga distancia que has realizado hasta ahora?
—Creo que hacemos un muy buen coche. Antes de estas oportunidades no había tenido la posibilidad de probarlo. El salto de calidad del modelo anterior a este es importante, sobre todo en acabados y equipamiento. Además, me llamó la atención lo espacioso que es. Yo que soy muy alto, no tuve que echar el asiento para atrás del todo como en modelos anteriores.
¿Te parece una buena iniciativa?
—Sí, porque al final el resultado es positivo para la fábrica y para el que lo prueba. Se trata de detectar errores para corregirlos y que no se vuelvan a producir. A los trabajadores nos viene bien por el ahorro que supone, ya que el depósito de carburante lo rellenamos en la fábrica. No está nada mal. Volvería a repetir sin dudarlo.