¿Cómo nace tu afición por los coches?
Mi afición por los coches comienza cuando era muy pequeño, y curiosamente a través de los tractores. Yo me crie en un pueblo pequeño que se llama Goñi y allí mi hermano y yo comenzamos a introducirnos en el tema de los motores, porque teníamos muy a mano los tractores que andaban por el pueblo. Siempre me ha gustado mucho.
¿Cómo es tu entrada en la fábrica y tu contacto con los primeros cursos de conducción?
Pasé muy joven por el departamento de Formación de la fábrica, donde dimos muchos cursos, sobre todo de tema de guarnecido. Luego pudimos adentrarnos más en temas de técnica de conducción, que siempre me han parecido realmente útiles e interesantes. Sobre el año 2004, más o menos, se hizo una propuesta para poder realizar en Barcelona, en el circuito de Montmeló, unos cursos de conducción segura, que eran súper bonitos. Entonces, tras plantear la opción, pudimos ir cuatro compañeros de la fábrica a Barcelona, a través del RAC.
¿Cómo fue la experiencia?
Fue sobresaliente. El señor Salvador Cañellas fue el que nos impartió el curso. Cañellas es un famoso expiloto de motociclismo y automovilismo que tuvo varios éxitos importantes en los años 60 y 70. Aprendimos un montón de cosas allí: desde cómo sentarse al volante convenientemente hasta reacciones en frenadas de emergencia, frenadas simétricas, frenadas asimétricas, con ABS, sin ABS… Y luego, todos esos conocimientos, pudimos trasladarlos, con los medios que teníamos en aquella época, a la fábrica.
¿En qué consistieron esos cursos en Volkswagen Navarra?
Se llamaron Cursos de Conducción Segura y Eficiente, se impartieron durante unos 2 años, entre marzo de 2005 y septiembre de 2007, y por ellos pasaron cerca de 350 personas. Los trabajadores que habíamos ido a Montmeló nos repartimos en grupos e impartimos los cursos a todos los trabajadores de la fábrica que, voluntariamente, querían conocerlos. Nos organizamos bien, con Juan Solchaga, con Tomás Pastor y con la ayuda de varios compañeros más, que se encargaban de preparar las pistas, las lonas, el agua para hacer simulaciones de hielo…
¿En qué aspectos se centraban?
Hacíamos los cursos en la antigua pista de pruebas, donde hoy está ubicada la nueva nave de Pintura. Tenían dos partes, una de teoría y otra de práctica. Teníamos dos coches preparados para los cursos. Empezábamos con nociones básicas, por ejemplo, sentarse correctamente en el coche, porque todos nos sentamos, pero un alto porcentaje no se sienta correctamente, y luego seguíamos con temas de trazabilidad de curvas, gestión de pesos e inercias del coche. Por último, hacíamos mucho trabajo en temas de frenadas de emergencia, en simétricos y asimétricos, en situaciones cuando el coche hace un subviraje o un sobreviraje… Ahora todos tenemos ABS en el coche, pero en aquellos años la mitad del parque de automóviles no tenía.
¿Son contenidos que tendrían vigencia en la actualidad?
Esos contenidos siguen sirviendo y son importantes. Siempre hay que saber qué hacer cuando un coche hace un subviraje o un sobreviraje, cómo se conduce un coche de tracción trasera, cómo funcionan las inercias en un coche… Siguen siendo temas muy importantes y debería ser obligatorio para todos los conductores aprender este tipo de cosas. Recuerdo que en los cursos siempre había algún gallito que pensaba que sabía conducir perfectamente, pero luego era incapaz de hacer un slalom marcha atrás mirando solamente a los espejos laterales. Es fundamental, por ejemplo, conocer bien toda la gestión de los espejos del coche. Recuerdo que fue un curso muy bonito y la gente aprendió mucho. Y a mí me quedó un buen sabor de boca. Todavía me junto con gente en la fábrica que me lo recuerda y hablamos de lo aprendido. Me encantaría que ese tipo de cursos, útiles y muy concretos sobre conducción segura, con aspectos claros y situaciones reales, se volvieran a impartir en la fábrica, aunque sea sin mi participación. Creo que beneficiaría a mucha gente. Recuerdo, incluso, que en aquella época, en Alemania, las aseguradoras hacían descuentos en los seguros de coche a las personas que habían completado algún curso de este tipo.
Hoy en día Volkswagen está apostando de manera decidida por todos los aspectos relacionados con la seguridad al volante: tiene espacios de formación como las escuelas de conducción de Volkswagen Driving Experience, tiene un embajador como Luis Moya que constantemente incide en aspectos concretos de la seguridad al volante… ¿Qué valoración realizas de estas acciones?
Son iniciativas muy positivas y mantengo que esta formación en aspectos de conducción segura debería ser obligatoria. Es fundamental conocer la máquina que estás llevando. Los coches cada vez incorporan más sistemas de conducción que aportan más seguridad, pero también es cierto que los conductores parecen cada vez menos preparados a la hora de abordar estas situaciones que pueden darse en la conducción. Parece inversamente proporcional: a más sistemas de seguridad en la máquina, menor preparación y preocupación de los conductores por las propias claves de la conducción. Todos los avances que aporten los coches son positivos, pero a mí me gusta, y es una opinión muy personal, llevar el control del coche y conocerlo bien, en cada movimiento que pueda hacer. Creo que esta formación tendría que ser obligatoria, incluso desde las propias autoescuelas. Soy de los que piensa que no tiene mucha importancia saber, por ejemplo, si las luces largas alcanzan 40 o 50 metros, pero en cambio creo que sí tiene mucha importancia saber cómo actuar si tu coche coge un poco de gravilla en la carretera o hace un sobreviraje. Es imprescindible saber estas cosas y debemos hacer un esfuerzo por transmitirlas.