¿Cómo comenzó tu relación con esta fábrica?
—Era enero de 1976 y entré con una beca en SEAT de Barcelona. Acababa de graduarme en Ingeniería Informática en Deusto. Al terminar, pasé a formar parte de la plantilla y en marzo de 1977 me trasladaron definitivamente a Pamplona. En mi primer día de trabajo aquí, calculamos, con el analista responsable, la primera nómina separada de SEAT Barcelona, introduciendo los datos de los trabajadores a través de fichas perforadas. Estuvimos 36 horas seguidas trabajando sin dormir.
¿Cuándo dejasteis de trabajar con fichas perforadas?
—En 1979, aprovechando un viaje de trabajo a Barcelona con un colaborador —Santos Garnacho— trajimos, en el asiento trasero de un SEAT 124, la primera ‘pantalla tonta’ con unidad de control incorporada para ocho terminales. Esa pantalla trabajaba contra el ordenador de la sede central de Barcelona. En los siguientes meses llegaron siete pantallas más, hasta completar todas las bocas de la unidad de control.
¿Y cuándo comenzasteis a trabajar con ordenadores personales o PC?
—En 1986 llegó el primero. Como te puedes imaginar, el cambio se notó sustancialmente. Para ponerlos en red montamos una red ‘Token Ring’ —en bucle—. Si algún ordenador se caía, al estar interconectados, se rompía la conexión y todos se quedaban sin acceso a los datos del ordenador central y de los discos. Después llegó la red ‘Ethernet’, en estrella, con unión punto a punto, y ya no pasaba eso. Si se daba un problema, se quedaba ahí, sólo en el punto en el que se producía.
¿A qué más te dedicabas en aquella época?
—Desarrollaba proyectos de IT. Cuando la planta de SEAT de Pamplona se convirtió en Fábrica Navarra de Automóviles S.A., realizamos la transición del Sistema Productivo Landaben —que gestionaba todas las existencias y movimientos de material de producción— al Sistema Pluma. Se pasó de tener todo el material de producción en estanterías junto a las líneas de Producción, a tenerlo en almacenes y centro de consolidación. En ese momento, adapatamos todos los sistema propios de SEAT para que se pudieran adaptar a los sistemas de Volkswagen. También desarrollamos el Control y Avance Logístico de las Ordenes de Producción (CALOP). Para todo esto, varios colaboradores y yo tuvimos que pasar nueve meses en Barcelona.
¿Has tenido la oportunidad de viajar durante tus años en Volkswagen Navarra?
—Sí, he viajado a Alemania más de cien veces. IT dependía funcionalmente de la central de Alemania, por lo que era corriente reunirme con mis homólogos cada tres meses en alguna fábrica de Europa.
¿Qué momentos son los que recuerdas con especial cariño de los 39 años que has pasado en la fábrica?
—Recuerdo por ejemplo el día de mi boda. La ceremonia era a las 18.00 horas en Javier, y a las 16.00 horas estaba todavía trabajando, haciendo la nómina del personal. También me gusta recordar que, tras muchos años, conseguimos que el servicio de operación que se prestaba desde las salas de proceso de datos, aisladas y distribuidas por toda la fábrica, pasara a prestarse de forma centralizada desde las propias oficinas de IT, mediante monitorizados en remoto. Así conseguimos centralizar e integrar los servicios IT prestados en Volkswagen Navarra.
¿Qué significa para ti haber trabajado en IT en tu puesto, en una fábrica como ésta?
— Los de IT somos los gestores de la información, los propietarios de la información son todas las áreas. Los sistemas de seguridad con los que trabajamos son muy exigentes y el acceso a los datos y la información es siempre restringido. Es decir, aunque gestionemos el flujo de los datos, no tenemos acceso a las nóminas de los trabajadores o a la información de los procesos de Recursos Humanos. Es una responsabilidad muy importante, ya que al implantar un sistema, defines los procesos de trabajo, las formas, el resultado… Y la manera de trabajar de cada uno de los empleados.
¿Qué planes tienes ahora, en esta nueva etapa que ya estás viviendo?
—Tengo una California y aprovecho para hacer algunas escapadas, de momento sólo por la Península. También he realizado el Camino de Santiago en bici. Pero lo que más estoy disfrutando de estas vacaciones de larga duración es poder estar con la familia, con mi mujer, mis hijos y mis nietos. También hago excursiones en bici, ando hasta 40 y 50 km por el camino nuevo de Arazuri, el valle de Aranguren o el camino del Arga. Y en invierno pienso sacar tiempo para ir a esquiar entre semana.