Pero el Volkswagen Polo A03 no sólo ha tenido a César Rodríguez como conductor. De hecho, su mujer, Olga, “siempre lo ha utilizado más”. “Lo compramos cuando ella trabajaba fuera de Pamplona y tenía que utilizarlo bastantes días. Después, con el paso del tiempo, lo hemos ido usando algo menos y la verdad es que no tiene demasiados kilómetros, unos 135.000”.
Solvente y seguro como el primer día
En un momento en el que impera especialmente el gusto por lo nuevo, y la digitalización avanza en términos exponenciales, el A03 sigue ofreciendo rendimiento. “No hemos tenido problemas con él. Es muy seguro, duro y resistente y, como me dijo una vez el mecánico, es que no gasta casi aceite. Es un coche que nos ha dado un resultado muy bueno. No nos hemos tenido que preocupar de él prácticamente nada, sólo las revisiones rutinarias. Es una maravilla”, detalla Rodríguez, que añade que además “gasta poca gasolina, unos 6 litros cada 100 kilómetros”.
A la hora de analizar su respuesta en la carretera y su capacidad para driblar el paso del tiempo, César Rodríguez concreta que “en estos 22 años ha tenido algún pequeño golpe de chapa, pero prácticamente nada. Es un coche que se conserva muy bien”.
“Hoy en día ya no se ven por la calle coches que aguanten bien más de 20 años. Además, su tamaño es una gozada para andar por la ciudad. Casi siempre lo hemos tenido por Pamplona y es muy cómodo para aparcar. Puedes dejarlo en cualquier lado, ocupa muy poco y no hacen falta grandes espacios. De hecho, yo tengo una plaza de aparcamiento muy pequeña en la que sólo me cabe este coche”, afirma entre risas.
Relevo generacional
Adquirido en 1998, el Volkswagen Polo A03 no sólo ha sido el medio de transporte para muchos desplazamientos familiares. También ha sido la correa de transmisión de la pasión por la marca Volkswagen entre los integrantes de la familia, entre padres e hijos, ya que con el paso de los años ha ido incorporando a su volante a todos los miembros de la casa. “Hace cuatro años nuestro hijo mayor se sacó el carné de conducir y lo ha venido conduciendo él. Y ahora es mi hijo pequeño el que se está sacando el carné. Así que, dentro de poco, también lo podrá conducir él. Tendrán que turnarse. Al final, con el paso del tiempo, ha acabado siendo un coche muy bueno para toda la familia. Y tengo claro que no me lo pienso quitar. Es un coche que me encanta”.
Por último, Rodríguez, que ahora tiene también un Volkswagen T-Cross, con el que está “encantado”, reconoce que los coches que se fabrican actualmente han mejorado mucho respecto a los coches que se conducían hace 20 años, incluso en “la sensación de confort y comodidad en el interior”. “Si me siento por la mañana en el T-Cross y por la parte me toca coger el Polo A03 es como cambiar de mundo. No tienen nada que ver”, finaliza.