“Después de tanto tiempo -explica Díaz de Rada- miro hacia atrás y recuerdo bien mis primeros pasos antes de llegar a la fábrica. Nací en Cárcar en 1957, estudié maestría industrial en Estella y luego comencé la carrera de Ingeniería Industrial en Logroño, pero al año siguiente tuve que cumplir el servicio militar. Al terminarlo, comencé a trabajar como gerente de la cooperativa de agricultores de mi pueblo. Después, con mi mujer, nos mudamos a Pamplona, y en esa época empecé a trabajar como vigilante de seguridad en la fábrica, en una empresa que se llamaba Prosesa”.
Durante esta etapa, que se prolongó entre 1983 y 1989, Díaz de Rada fue construyendo sólidas relaciones con los compañeros del día a día en la fábrica y logró acceder, en mayo de 1989 y gracias a su formación en maestría industrial y su primer curso de Ingeniería Industrial, al taller de Montaje: “Recuerdo que en aquel entonces estaba en Personal el Sr. Sucunza. Yo comencé en el montaje del cableado del Volkswagen Polo A02 y el gerente de Montaje era el Sr. Zudaire”.
Tras una breve etapa de cinco meses en Montaje, Díaz de Rada pasó a trabajar como soldador de latón en Chapistería. “Hacíamos con el soplete todos los montantes de la parte trasera del coche. Era un puesto exigente y que requería mucha precisión”, expresa Faustino, que tampoco estuvo demasiado tiempo en este puesto de trabajo, ya que a principios de 1990 pudo promocionar a través de un proceso de selección de mandos de producción: “Pasé a ser mando del grupo 15, de pinzas de soldadura de contraaletas del A02”.
Paso del A02 al A03
Con el cambio de modelo, las instalaciones de Prensas y Chapistería vivieron una reforma completa. “En 1992, de cara a preparar el lanzamiento del A03 estuve tres meses en Alemania. En esa época la fábrica vivió un cambio importante, radical, con mayor presencia de robots. Yo pasé a ser jefe de turno en Chapistería, el gerente era por aquel entonces el actual presidente de Volkswagen Navarra, el Sr. Sáenz, y se trabajaba ya en tres turnos de producción. Yo me encargaba, sobre todo, de los defectos de chapa en los coches acabados, trabajando en Revisión Final”.
Tras una larga etapa como jefe de turno en Chapistería, en 2005 llegó el gran cambio para Díaz de Rada en su camino en Volkswagen Navarra. “Tras muchos años en el taller, me propusieron hacerme cargo de Bomberos. Tras pensarlo, acepté, completé una formación especial en Gijón y tuve cinco años con mucho movimiento”.
En esa etapa al frente de los Bomberos de Volkswagen Navarra, Díaz de Rada recuerda especialmente su momento “más duro” en la fábrica, el incendio de la nave de Pintura en 2007: “Era Jueves Santo, y yo estaba preparándome para comer con mi familia. Entonces me llamaron de la fábrica y me dijeron que la nave de Pintura estaba ardiendo. No me lo podía creer. Cogí el coche a toda velocidad y desde la ronda ya se veía una inmensa columna de humo en el cielo. Pese a los daños sufridos y todo el trabajo que hubo que afrontar, en el incendio no hubo que lamentar daños personales y se gestionaron muy bien todos los trabajos en los días posteriores, tanto de producción como de logística”.
Regreso a Chapistería
Tras cinco años de experiencia a los mandos del equipo de Bomberos de la fábrica, Díaz de Rada solicitó su regreso al taller de Chapistería. “Tenía ganas de regresar al taller y volví en 2010 como jefe de turno, y muy contento, con unos años finales hasta 2019 importantes, ayudando sobre todo en las labores de lanzamiento de los actuales Volkswagen Polo y Volkswagen T-Cross”.
Con un bagaje de tres décadas a sus espaldas, Díaz de Rada reconoce que se queda “con la trayectoria vivida en la fábrica. La organización del trabajo es una pasada, se hacen muy bien las cosas. Y si tuviera que destacar otra cosa diría la gente, los trabajadores. En 30 años apenas he tenido percances y creo que la gente que trabaja en Volkswagen Navarra es realmente buena, muy valiosa”.
Antes de concluir el repaso a su trayectoria en la fábrica, Faustino, siempre “entre muy bien y excelente”, como le gusta decir con una gran sonrisa, lanza un mensaje en forma de consejo a los trabajadores más jóvenes, a los empleados que, en los próximos años, tienen que ir construyendo la Volkswagen Navarra del futuro: “Les diría que se marcaran objetivos, que trabajar no es dejar pasar el tiempo. Hay que insistir en la formación continua, en el aprendizaje de los conceptos nuevos que van apareciendo y siempre teniendo presente dónde se quiere llegar en el futuro, pero viviendo el presente”.