Historias de mi Polo

Antonio Blanco, junto a su Polo 1900.

«Mi Polo lo ha aguantado todo, es un guerrero de ciudad»

Durante veinte años, la familia Blanco García ha utilizado su Polo 1900 casi todos los días del año. El coche nunca le ha dado ningún problema. Es como uno más. Tanto, que si tuvieran que deshacerse de él, a sus hijas les costaría lagrimones.

El 6 de junio de 1996, Antonio Blanco y Olga García, su mujer, compraron un Polo 1900 de 75 CV y dos puertas, con cierre centralizado y elevalunas eléctricos. Hoy, veinte años después, y sin dar ni un sólo problema, el Polo todavía mantiene todas sus virtudes y ha demostrado, además, una resistencia infinita.

¿Qué os hizo decantaros por un Polo hace veinte años?
—Antonio: Ella quería un coche manejable para ir a trabajar. Ya íbamos con la idea de comprar un coche pequeño.
—Olga: Miramos dos modelos más de otras marcas y éste era el que mejor andaba y el más espacioso por dentro, muy cómodo para conducir. Y también el más potente. Tenía el tamaño y la fuerza
perfecta.

A grandes rasgos, ¿qué resultado os ha dado?
—Olga: Fantástico. En veinte años no nos ha dado ningún problema, exceptuando los que implican las revisiones normales: frenos, cambios de aceite, etc.

¿Has echado algo de menos durante todo este tiempo?
—Olga: Dos cosas. Las tengo muy claras: las cuatro puertas —cuando lo compré no tenía hijas y después, con dos, me di cuenta de lo cómodo que hubiera sido tener cuatro, sobre todo cuando son más pequeñas— y el aire acondicionado. Cuando lo compramos todavía no era normal tenerlo, la oferta en equipación era más reducida que ahora. Nuestro Polo sólo tiene un ventilador que nos lo hace pasar mal, sobre todo en verano (ríen).

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Olga y Antonio, delante de su Polo 1900.

¿Qué lugares habéis visitado con él?
—Olga: Cuando lo compramos trabajaba para Jayan y ahí sí hacía muchos kilómetros. Todos los días tenía que andar de polígono en polígono, iba a Noáin, a veces hasta Logroño… Después cambié de trabajo y empecé a usarlo sólo para ir por ciudad.
—Antonio: También lo hemos usado varios veranos para ir a Soria, a casa de mis suegros, en San Leonardo de Yagüe. Hemos ido con las dos crías y todas las maletas, y todo nos ha cabido.

¿Cómo definiríais vuestra experiencia?
—Olga: Muy recomendable. El coche conserva todas las virtudes que tenía al comprarlo y, además, ha demostrado mucha resistencia.
—Antonio: Lo aguanta todo, es un guerrero de ciudad.

¿Habéis pensado alguna vez en cambiarlo?
—Antonio: Yo le he propuesto a Olga coger uno de ‘renting’ porque las condiciones están muy bien, pero ella no quiere.
—Olga: ¿Por qué me lo voy a quitar si funciona tan bien? En un futuro, cuando haga falta, sí lo miraremos. Además, mis hijas le tienen mucho cariño. Ya es como de la familia.
—Antonio: Cuando nos quitamos el anterior, lloraron. Éste les costaría lagrimones.

Si utilizarais el servicio de ‘renting’, ¿qué coche cogeríais?
—Olga: Volvería a elegir un Polo.

¿Tenéis referencia de otros Polos que hayan durado tanto?
—Olga: Mi cuñado usó uno durante doce años. Estaba muy contento. Se le murió antes que a mí porque todos los fines de semana iba y venía de Barcelona a Madrid, pero la sensación que le quedó fue muy buena, muy satisfactoria. Ahora tiene un Golf.
—Antonio: Además, cuando llevó el Polo al desguace, nos guardamos varias piezas para recambio: faros, pilotos…. Tenemos Polo para rato.